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Hacia el etiquetado de los alimentos según su huella de carbono

La tendencia es ofrecer al consumidor alimentos con menor impacto ambiental.

Restaurantes, marcas, comedores universitarios, están avanzando en la oferta de alimentos con menor huella de carbono en su cadena productiva.

Cadenas de restaurantes de comida fastcasual como Panera Bread, con más de 2000 locales en EE. UU. y Canadá, o Just Salad, con 36 locales en EE. UU. y 4 internacionales, ya están incorporando el etiquetado de sus platos como de baja huella de carbono.

Panera pudo identificar qué alimentos de su menú contribuyeron más al cambio climático. El 55% por ciento de las opciones de menú de la cadena que se consideran amigables con el clima ahora se etiquetarán como Cool Foods.

Diferentes actores del mundo académico también se unen a esta tendencia de reducción de la huella de carbono de la cadena alimentaria. La UK Health Alliance on Climate Change del Reino Unido ha pedido que se aplique un impuesto al carbono de los alimentos a todos los productores de alimentos de acuerdo con la huella de carbono de sus productos, a menos que la industria alimentaria tome medidas voluntarias para reducir el impacto climático de los alimentos para 2025. La alianza, que incluye 10 colegios reales, British Medical Association, British Medical Journal y Lancet.

El nuevo compromiso de la New York University (NYU) como aporte a la reducción de la huella de carbono ambiental consistirá en reducir la huella de carbono de sus comedores en todo el mundo mediante la promoción de opciones de alimentos a base de plantas.

La University of California (UC) ha estado trabajando para reducir sus emisiones de carbono como parte de su Iniciativa de Neutralidad de Carbono. Cada campus se ha encargado de encontrar formas de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero a través de una variedad de medidas, entre ellas el cambio de los sistemas alimentarios del campus de la UC hacia productos más basados ​​en plantas y menos de fuentes animales.

Pero medir el impacto ambiental de los sistemas de producción no es fácil y no existe un consenso o acuerdo generalizado. Eso puede significar que se incluyen o excluyen diferentes elementos de la producción. Por otra parte, cuantificar y mostrar las emisiones por calorías o por peso puede dar resultados totalmente dispares. Incluso hay desacuerdo sobre si diferentes emisiones de gases de efecto invernadero pueden, o deben, agregarse a la cifra de carbono equivalente que utilizan muchas empresas.

Una revisión publicada en Environmental Impact Assessment Review (EIAR) sugiere que el verdadero impacto de las emisiones de gases de efecto invernadero de la agricultura y la producción ganadera puede estar distorsionado debido a que las métricas utilizadas para calcular las emisiones se revisan constantemente, lo que hace casi imposible comparar las tasas de emisiones entre diferentes sistemas de producción de ganado.

Por otra parte, el impacto ambiental puede ser diferente como resultado de la estacionalidad de un ingrediente, o por un cambio forzoso de proveedor. Una etiqueta estándar no reflejaría esa variación.

Más allá de las metodologías actuales y las controversias generadas, la tendencia a ofrecer al consumidor alimentos con menor impacto ambiental, un paso más en la trazabilidad, ya está instalada en el negocio de la alimentación. El etiquetado va a seguir avanzando, como ya ocurrió con la cuantificación de las calorías, los libre de…, las certificaciones orgánicas y más. Los productores de alimentos deben prepararse para las exigencias futuras del mercado global.