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Con el empleo de bacteriófagos disminuye la bacteria Campylobacter en las granjas avícolas

Un proyecto de la Unión Europea busca reducir el uso de antimicrobianos en aves.

La campilobacteriosis es una enfermedad transmitida por alimentos (ETA) y zoonótica, dado que está asociada al consumo de aves de corral. Campylobacter jejuni y Campylobacter coli son las especies bacterianas causantes de esta enfermedad, que se encuentran frecuentemente en el intestino de las aves.

Según la Organización Mundial de la Salud, Campylobacter es una de las cuatro principales causas mundiales de enfermedad diarreica y está considerada como la causa bacteriana más frecuente de gastroenteritis en el mundo.

Los bacteriófagos son los enemigos naturales de las bacterias. Están omnipresentes en nuestro entorno. Son capaces de infectar bacterias de un modo muy específico, por lo que se han propuesto como agentes terapéuticos de varias enfermedades infecciosas.

Pero además, numerosas empresas y programas de apoyo e inversión están apostando al desarrollo de productos que puedan utilizarse en la industria de alimentos para combatir bacterias patógenas. La crisis de resistencia a antimicrobianos que atravesamos también impulsa el descubrimiento de herramientas alternativas a los antibióticos en la industria,

Las medidas de control estándar a nivel de granja para el control de Campylobacter se basan en el uso de antibióticos, que promueven la selección y propagación de cepas resistentes a múltiples fármacos, una amenaza adicional para la salud pública.

Un proyecto europeo está desarrollando una forma de ayudar con el biocontrol de Campylobacter y reducir su prevalencia en el sector avícola. Bajo la denominación de C-SNIPER (Campylobacter-Specific Nullification via Innovative Phage-mediated Enteropathogen Reduction), el proyecto propone encontrar un cóctel de bacteriófagos que pueda ser usado en la industria avícola para reducir la presencia de Campylobacter.

El trabajo se centra en el desarrollo de una solución a base de bacteriófagos para su uso como antimicrobiano natural en la granja (antes de la cosecha), en el sacrificio y en las instalaciones de procesamiento (después de la cosecha).

Recibió financiación del EIT Food, que es parte del European Institute of Innovation and Technology, un organismo de la Unión Europea. EIT Food es la iniciativa de innovación alimentaria líder en Europa, que trabaja para hacer que el sistema alimentario sea más sostenible, saludable y confiable.

Los socios del proyecto son AZTI, un centro de investigación especializado en la cadena de valor alimentaria y de la pesca marítima ubicado en Vizcaya, España, el Institute of Animal Reproduction and Food Research de Polonia, la Università degli Studi di Torino, Italia y el Phage Technology Center de Alemania.

Hasta el momento no existe una regulación en Europa sobre la aplicación de bacteriófagos en la producción de alimentos, por lo que no pueden utilizarse. Algunos países de la Unión Europea los permiten para aplicaciones específicas bajo estándares nacionales.

En cambio, en los EE. UU., la Food and Drug Administration (FDA) ha aprobado productos de bacteriófagos para otros patógenos alimentarios como Listeria, Salmonella y Escherichia coli, pero todavía no hay disponibles comercialmente productos específicos para Campylobacter.

Después de un año del proyecto, se obtuvo un prototipo de una solución de fagos contra Campylobacter, se optimizó y se preparó para la producción a escala mini-piloto.

La segunda etapa del proyecto, que continúa en 2021, implica el aumento de la producción, el desarrollo de planes comerciales y ensayos de validación in vivo para confirmar que el cóctel a base de fagos diseñado es significativamente efectivo en la carne de aves de corral. El objetivo final es comercializar el producto en entornos de producción y procesamiento avícola en todo el mundo en los próximos dos años. Para log cual debe lograr la aprobación de la Comisión Europea.

Hasta ahora se han propuesto otras estrategias de mitigación, como medidas de bioseguridad, reducción de la edad de sacrificio, vacunación, uso de prebióticos / probióticos u otros antimicrobianos como aditivos alimentarios, pero no resuelven completamente el problema del control de Campylobacter.